Nicolas Manotas

Declaración de independencia

Es importante entender que cada gran momento histórico o personal comienza cuando una persona o un grupo de personas se dan cuenta  que alguna situación que están viviendo  no es lo que quieren para sus vidas y deciden manifestarse al respecto. Cuando llega esa realización, ese “darse cuenta” es cuando DECLARAMOS que no podemos seguir viviendo determinada realidad pretendiendo hacer caso omiso a nuestro descubrimiento y a nuestro llamado a generar un cambio.

Muchos de nosotros pasamos largos años sin percatarnos de que algo no está funcionando en nuestras vidas. El trabajo en el que estamos, la pareja con quien compartimos, los amigos que nos rodean, nuestros hábitos de vida, la forma como nos alimentamos, el trato con nuestros padres etc.

A veces tenemos la suerte de descubrir por nosotros mismos lo que está sucediendo y damos el primer paso. Otras veces la vida se encarga de estrellarnos contra la pared y a gritos nos demanda que hagamos algo al respecto y otras veces encontramos en una voz amiga y compasiva el mensaje que nos permite abrir los ojos y ver por qué en nuestra vida no está sucediendo lo que quisiéramos que pasara.

Mediante las declaraciones tenemos la capacidad de generar nuevas realidades. Suena obvio pero cuántas veces no nos percatamos del inmenso poder que tiene una declaración ya sea para abrir o cerrar posibilidades? Con nuestras declaraciones debemos buscar un balance, cualquier parcialización total nos llevará a extremos.

Una declaración muy común es la declaración del “SI”. Con esta declaración es como nos convertimos en oferta para otras personas y frente al mundo, nos hacemos partícipes de acompañar a otros a coordinar acciones aportando nuestro grano de arena en la vida de los demás poniéndonos al servicio. Una colega mía dijo una vez en un taller al que asistí una frase que se me quedó pegada para toda la vida y es: “el que no vive para servir, no sirve para vivir”. Decir “SI”, es ponernos al servicio de otros o de nosotros mismo, lo cual conlleva a vivir en armonía, solidaridad y colaboración, abriendo un sin número de oportunidades.

Sin embargo, para muchas personas el “SI” se ha convertido en una declaración por default, a la cual recurren constantemente y de manera inconsciente. Qué sucede cuando en nuestra vida tendemos a decir “SI” a todo y a todos? Poco a poco vamos perdiendo nuestra identidad como individuos y sin darnos cuenta comenzamos a pasar por encima de nuestros propios límites, dejamos de tener tiempo para nosotros mismos, comenzamos a comprometernos en más cosas de las que podemos realizar y eventualmente comenzamos a faltar a los demás y a nosotros.

De la misma forma que existe la declaración del “SI”, también existe la declaración del “NO”. Con esta declaración viene un increíble poder; es reconocer que más que una declaración es un derecho inalienable al ser humano el cual nos permite darle prioridad a nuestra propia vida, dándonos la oportunidad de enfocarnos en nuestras metas y sueños y estar disponibles para otros de ser necesario y si así lo determinamos. A cuántas personas conoces que se les dificulta decir NO y por eso llevan un gran peso en sus vidas. Han notado como estas personas por no decir NO, se comprometen a hacer de todo y con todos, dejando como último en la lista o de hecho nunca hacen lo que era realmente importante para ellos. Se han dado cuenta cómo en muchas situaciones este tipo de personas incumplen sus promesas por estar sobresaturados y terminan quedando mal con mucha gente.

Decir “NO” no es ser egoísta, es estar conscientes que para dar o aportar algo a otros, primero debemos tener ese algo en nosotros mismos y si no tenemos tiempo, cariño, paz etc, mucho menos podremos dárselo a otros en la forma en que lo necesitan. Sin embargo, el uso constante,  recurrente e indiscriminado de esta declaración hace que con el paso del tiempo las personas que nos rodean dejen de contar con nosotros y nos convierte en personas dispensables y sin ningún aporte. El fluir en la vida es buscar armonía y balance, por eso hay que aprender cuando decir SI y cuando decir NO.

Una declaración que hoy en día es muy difícil para muchos es la declaración del PERDÓN. Esto nos lleva a asumir la responsabilidad por el incumplimiento de un compromiso adquirido o por alguna acción que haya generado daño a otros o a nosotros mismos. El perdón puede surgir cuando pedimos  PERDÓN  A OTROS  por algo que hicimos, cuando PERDONAMOS A OTROS por algo que nos hicieron o cuando NOS PEDIMOS PERDÓN a nosotros mismos por algo que nos estamos castigamos y no dejamos que nos permita seguir adelante con nuestras vidas.

Perdonar a diferencia de lo que muchos piensan no es pasar por alto algo que sucedió ni olvidar algo que nos hicieron. Cuántas personas están atrapadas en esa falsa creencia y cargan en sus vidas dolor, resignación y resentimiento por haber dejado enterrado en el pasado algo porque creyeron que así podrían continuar con sus vidas? Cuántas veces nos ha pasado con nuestras parejas, padres, amigos etc, que decimos que perdonamos algo pero recurrimos a la culpa para obtener un comportamiento esperado y que ante el simple recuerdo del episodio que generó el “perdón”  estallamos y nos perturbamos?

PERDONAR, es prometer a otro o si es el caso a nosotros mismos, que NUNCA MÁS echaremos en cara aquello que nos hizo daño. La declaración del PERDON es liberadora y lleva consigo la paz interior. Cuando perdonamos se abren dos caminos: por un lado podemos decidir cortar relaciones con aquellos que nos incumplieron e hicieron daño; o en segundo lugar, podemos realizar nuevos acuerdos permitiendo la posibilidad de volver a construir la confianza entre las partes. El PERDÓN es una declaración personal y no está condicionada a una respuesta por parte de alguien más. Podemos perdonar sin tener a la persona enfrente e incluso si ya no está entre nosotros. PERDONAR rompe la cadena que nos hace víctimas y utiliza a la culpa como instrumento de castigo.

Una última declaración sobre la cual quiero reflexionar, es la declaración de la GRATITUD. Llama mi atención darme cuenta que en muchos casos es sobrestimada  y a veces hasta olvidada. Cuántas veces por pena, orgullo o porque nos acostumbramos obviamos agradecer a otros o a la vida misma lo que tenemos y quienes somos. Olvidamos que en este mundo vivimos de manera temporal y que dependemos de la interacción con otros. La gratitud es un reconocimiento a aquellos que se ponen al servicio de los demás y a la vida por lo que nos ha brindado. No podemos pasar por alto aquellas personas que en poca o gran mediad dan su amor de manera desinteresada poniéndose al servicio de otros.

Cuantas veces damos por sentado el gesto de cariño de nuestros padres, el abrazo de un amigo, la generosidad de un extraño, la atención de un mesero, las palabras de aliento, un cumplido  o el beso de nuestra pareja al despedirse de nosotros en la mañana. Cuántas veces damos por sentado el hecho de estar vivos y respirar cada mañana, cuántas veces valoramos el tener salud y fuerza para arrancar cada día. La capacidad de ver y apreciar todo aquello que la vida nos ofrece es un don que podemos adquirir y una forma de vivir. Agradecer a otros nunca nos va a quitar nada pero si nos engrandece como personas pues aceptamos en el otro el ser valioso que es; agradecer a la vida nos permite valorar  lo que tenemos y a reconocer que nada es para siempre y que por eso debemos apreciarlo.

La gratitud es una declaración que debe convertirse en un hábito de vida. Cuando agradecemos generamos un estado de bienestar en nosotros mismos y en otros, es reconocer la importancia de otras personas en nuestras vidas y es lo que nos permite ser conscientes de lo que somos y de lo que tenemos. Ahí recae la gran diferencia de las personas que viven en la escasez y los que viven en la suficiencia y en la gratitud. Para los primeros nada es suficiente y siempre quieren tener más de afuera para sentirse plenos por dentro; para los segundos, con humildad reconocen y agradecen las pequeñas y grandes cosas que hacen de la vida un espacio de tiempo especial.

La gratitud nos permite reconocernos como el increíble ser humano que somos, nos enseña a valorarnos la vida, a reconocernos  y a no ser tan duros con nosotros mismos, le enseña a ese duro y estricto juez que somos a mirarnos con amor y compasión.

Agradezco a la vida por la oportunidad de existir, por la familia que tengo, por mi esposa a quien veo cada mañana al despertarme, por mis amigos, mis padres, por el lugar donde vivo, por la tierra donde nací, por permitirme conocer personas increíbles, por enseñarme a recibir mis errores como oportunidades de aprendizaje, por creer  en mí y en los demás y sobre todo por permitirme dedicar mi vida al servicio de otros.

Te invito a darte cuenta de todo aquello que estás dando por sentado y a hacer conciencia  de las áreas de tu vida en las que vives en automático. Reflexiona en dónde necesitas decir SI, cuándo decir NO, pedir PERDON o ser AGRADECIDO. Permíteme acompañarte en tu declaración de independencia, en la construcción de tu nueva realidad como el primer paso para construir la vida que siempre has soñado.

Te hace sentido algo de esto?

No dudes en contactarme, agenda tu primera sesión de coaching sin ningún costo y conversemos sobre este tema o cualquier otro que  te esté inquietando o que creas que hay espacio para mejorar. Date la oportunidad de prestarle atención a lo que está sucediendo en tu vida y explorar lo que normalmente te guardas y no compartes con otros.

Si estas en Miami, podemos vernos en persona, sino,  podemos hacerlo por Skype

Saludos

NICOLÁS MANOTAS DEVIS

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